Esto no sera una receta de debes hacer esto para curar el alma, sino que una vez más, contaré que me pasaba a mi y que he hecho para intentar subsanarlo.
Pues bien, desde hace tiempo, como ya he dicho otras veces, notaba que no estaba tranquila, tenía muchas dudas y no encontraba algo que me satisfaciera.
Después de mi desintoxicación tecnologica, me di cuenta que yo antes, cuando iba a andar por la playa de mi pueblo vivía con una tranquilidad que actualmente no tenía y que quizá esa era la razón de mi inquietud.
Así que un viernes a la noche, al llegar del trabajo dije: sabes que me voy a ir mañana a andar a ver que pasa. Y oye fue llegar al faro y notar como que la sensación de pesadez de mi cuerpo se iba, que respiraba mejor y que todas mis dudas, aunque fuera por una milesima de segundo se iban.
Así que a la mañana siguiente decidí volver a ir, volví a sentarme en la misma roca y volví a respirar profundamente, dejando fluir todos mis pensamientos.
Porque aunque luego fueran a volver, esos momentos sin dudas, siendo simplemente una veinteañera mirando un paisaje precioso, son los que me dan energias para seguir afrontando las dudas del día a día.
Creo que si no hubiera descubierto ese rinconcito donde puedo ser realmente yo, ahora mismo no sería consciente de lo mal que estaba encaminando toda mi vida.
Esta claro que el irme a desconectar a ese lugar no voy a poder hacerlo cada día, aunque me encantaría. Se trata de encontrar el balance. Los días que pueda voy a ir y los que no, no va a pasar nada malo, sino que realmente no se trata del lugar, sino de reconocer tus problemas y ser consciente de ellos.
